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d~ tu vida: porque ¿quién sabe si aquel pecado habrá de ser la causa de su perdición? Para· conocer, finalmente, si la verdadera caridad fraterna tiene el debido lugar en tu corazón, examínate lo cuarto, si amas en verdad todos tus prójimos, sin exceptuar alguno ... Así como el que no cree un artículo solo del Credo, falta en la substancia de la fe, aunque crea firmemente todos los otros; de la misma manera falta en la substancia de la caridad el que ama a todos, y exceptúa uno sólo de sus prójimos. Si los amas por interés, por genio, o por otro motivo natural, o más bien por amor de Dios ... Así como se adora tanto un Crucifijo de madera, cuanto uno de oro, porque se representa en el uno y en el otro igualmente· la misma imagen de Cristo; así también debe amarse tanto el ignorante, cuanto el docto: tanto el pobre, cuanto el rico: tanto el amigo, cuanto el enemigo, por estar en todos igualmente la misma imagen de Dios. Ruega a Jesucristo que te dé un corazón nuevo: un corazón semejante al suyo, todo lleno de caridad, y haz propó– sito de querer siempre la paz con todos, de procurar ponerla donde no la hay, y aun de mantenerla con aquellos que no la quieren, como de sí lo afirma el Real Profeta: Portdbame pacíficamente arin. con aque– llos que eran enemigos de la pas (1). Y ruega por todos aquellos que en cualquiera manera te hubieren ofendido. (r) Cmn his qui oderunt f>acem eram pacificus. (Psalm. II9-7).
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