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cuando no eres exaltado? ¿Imaginas haber hecho un gran servicio a la Religión con haber entrado en ella, mientras que puede ser le seas perjuicio, porque ella tiene necesidad de hombres humildes y santos, y no sabe qué hacer de aquellos que son sabios con una ciencia que hincha? ¡Oh cuán lejos estás de la humil– clad!. Si Dios te quitase todo el bien que te ha dado, y que es suyo, ¿qué te restaría? Absolutamente nada. ¿Y con todo en esta misma nada hallas tanto de qué enso– berbecerte? Muchas veces haces tú del humilde; pero si bien lo miras, no eres tal. Reconoce tus faltas, examinándote lo tercero, si a las veces vas gustoso a conversar con los sencillos e ingenuos, porque sabes que éstos te ala– ban, o porque entre ellos se halla más fácilmente, quien admire la afabilidad y el talento ... Si tal vez no haces caso de que algunos hablen mal de ti, porque reputas que los tales son malignos y mordaces ... Si en la vida exterior y común, y en las obras de supererog·ación que añades a los actos de Comunidad, deseas ser visto y observado; y si empleas algún artificio, para dar a entender, lo bueno que hay en ti... Si cuando se te atribuye alguna falta buscas luego la excusa, justifi– cándote y defendiéndote; aunque a pesar de todo seas culpable.,. Y si cuando estás con la sospecha de que alguno te injuria, o de que no te alaba y lisonjea, le tienes como émulo e imaginas que te tiene envidia ... Si te resistes a aceptar algunos cargos u oficios honorífi– cos, con la vanidad de que los demás juzguen que los desechas por humildad. Si siendo promovido al oficio de Superior creíste que se hizo en ello justicia a tus