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6I MEDITA!CION II Sobre el pecado venial. PUNTO I Considera que el pecado venial solamente parece cosa pequeña a personas de poca fe y de poquísimo amor de Dios. Es el pecado venial un verdadero disgusto que se da a Dios; y Dios se tiene por más ofendido con un solo pecado venial, que honrado con innumerables obras virtuosas. Por esto jamás debería cometerse, aun cuan- . do se tratase con él de convertir todo el mundo. Menos mal sería la ruina del mundo si con ella se evitara el cometer con maliciosa delibe.ración un solo pecado venial; porque la ruina del mundo no sería sino un mal de las criaturas; y·el pecado venial es un mal que se hace contra el mismo Dios, faltándote al respeto y a la debida sumisión. · ¿Crees tti, alma mía, estas cosas? Son de fe, ¿Y cómo es que se comete este mal con tanta facilidad, y con tan poco temor? ¿Cómo es que se comete tantas veces, por donaire y diversión? ¡Tomarse placer con desagrado de Dios! ¡Querer antes disgustar volunta– riamente a Dios, que mortificarse en reprimir una vanidad, una curiosidad, una ociosidad, una sensuali- " dad, una impaciencia! ¡Oh, qué insensatez! Dios de infinita bondad, que merecéis todo mi amor, prevenidme con vuestra gracia, para que yo deteste mi malicia y jamás os ofenda voluntariamente.

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