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Acepta voluntariamente los oficios bajos; huye cuanto puede los empleos honoríficos, las alabanzas y vanos aplausos, como no debidos a un pecador como él. No dice jamás palabra que redunde en alabanza propia con el fin de manifestar su buen linaje, o su talento; más bien descubre sus naturales imperfecciones por el amor que tiene a su propia abyección; no juzga ni habla mal de otro, porque 8 todos los tiene por mejores que él. Ama a quien le corrige y mortifica; elige para sí lo peor, así en el vestido como en la comida. Teme siem– pre caer en cualquier defecto. Si por ventura comete alguna imperfección, no se turba, porque conoce que sólo es apto para el mal, y andar cada día de mal en peor. En todo se encomienda a Dios porque sabe que sin su ayuda no puede hacer cosa buena. ¿Tienes tú, por ventura, las cualidades de esta verdadera humildad de corazón, enseñada por Jesucristo, y muy necesaria a tu propio estado? MAXIMA Vigilancia para no ser engañados por el amor propio. Es el amor propio un vicioso instinto de la naturaleza que busca en todo la propia complacencia, y siendo él sagacísimo para conseguir sus designios, cuanto más favorables al sentido, tanto más contrarios al espíritu; no velando para discernir sus ilusiones, será imposible aprovechar en el cultivo de la perfección. ¡Cuántas ve-