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55 plasmado de barro? Todavía después de mi primer pecado y de la larga serie que temerariamente cometí, me habéis soportado sufriéndome y esperándome. ¡Oh Bondad de Dios, Santidad de Dios, Majestad de Dios! ¿Y cómo habéis podido por tanto tiempo tolerarme? Yo adoro vuestra misericordia que tan singular se ha mostrado conmigo. Detesto mi execrable rebeldía, y puesto que me habéis concedido una gracia, que ne– gasteis a los ángeles, la de arrepentirse de su pecado, concededme la que os pido de comenzar ·ahora mismo una verdadera, constante y eficaz penitencia, para borrar con ella, mediante los méritos de Jesucristo, la multitud de mis culpas. PUNTO 11 También Adán, criado para servir a Dios, porque se apartó de aquel fin y pecó, fué condenado con todo el género humano a la muerte, y a tantas miserias, cuan– tas experimentamos en el mundo. Las guerras, el ham– bre, el dolor, la peste, todas las miserias, desdichas y trabajos, la misma condenación eterna de tantas almas, no son otra cosa, que consecuencias directas o indirectas de un solo pecado mortal: porque si Adán no hubiese pecado, el Sefior nos habría colmado de toda suerte de felicidades en esta y en la otra vida, ¡Oh qué grande mal debe ser el pecado, puesto que él es la causa de tantos males! ¿Y cuánto odio no tendrá Dios a la culpa, si no obstante su infinita misericordia y bondad, y el ardentísimo amor que tiene a los hombres criados a su imagen y semejanza, quiso y quiere casti-

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