BCCCAP00000000000000000000946
SI Evidentemente conozco que he vivido siempre in– quieto cuando he dejado de cumplir mi deber para co11 Dios. ¿Cuántas tristezas no tengo experimentadas por' haberme entregado a mis indiscretas pasiones? ¡Oh qué mal hablo, cuando me quejo de que me mor– tifican! ¿Puedo yo poner en duda que todo no sea pura misericordia de Dios, el cual busca de esta suerte humillarme y que me reconozca para conducir con ma• yor seguridad mi alma por el camino de la perfección? Oh, Dios mío, aquí está el soberbio abatido y humillado. Yo de corazón clamo a Vos diciendo: Señor, c·qué queréis que haga? (1). No es necesario indagar mucho buscando lo que Dios quiere de mí, Dios quiere que yo atienda a santificarme a mf mismo; pues, ta voluntad de Dios es nuestra santificación (2), y he de santificarme cumpliendo mis obligaciones y deberes en el estado de cristiano, de religioso, de capuchino, de sacerdote, de predicador. De cristiano, obedeciendo sus santos mandamientos; de religioso, guardando con fidelidad mis votos; de capuchino, observando nuestras sagradas Constitucio– nes; de sacerdote y predicador, practicando las virtudes propias del ministerio. Oh Dios, atiende a mi so– corro (3). Cualquier cosa es buena, si cumple el fin para que fué hecha. Un cuchillo hecho para cortar, si no corta, es un cuchillo inútil. Una pluma cortada para escribir, si no escribe bien, nada vale. Yo, pues, he sido criado (I) Domine, quid me vis facere. (Act. 9-6). (2) Voluntas Dei, s(};Jictificatio vestra. (I Thes. 4-3). (3) Deiis, in adj-utoriitm meitm intende. (Psalm. 69-2).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz