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sacrificio el decoro conveniente. Bueno sería que las leyeras por lo menos una vez al año (así como las leyes especiales de la Orden) para corregirte de los defectos, o perfeccionarte en el cumplimiento de estas obligacio– nes. Si celebras con devoción ... con gravedad... con re– verencia; si das oídos a pensamientos importunos, que vienen tal vez a darte prisa; si te acuerdas en la Misa de rogar a Dios por tus difuntos, y pqr los bienhechores de la Religión según estás obligado;/~or qué, por quién y cómo aplicas las Misas impuestas 1 por tus superiores y las otras. No eres señor para aplicar los méritos del Cuerpo y Sangre de Cristo en el sacrificio como mejor te plazca, sino como place a Dios y habrás de dar en el tribunal divino estrechísima cuenta. No sólo en el decir y aplicar la Misa, sino también en oírla, se pide grandísimo respeto. Mira, pues, si asistes a ella como se debe; si consideras los Sacro– santos Misterios, ofreciéndola con el sacerdote al Padre Eterno; practicando la Comunión espiritual; si tienes tedio y enfado cuando tal vez el sacerdote es más largo de lo que tú quisieras; si deseas que se apre– sure. La Misa que se celebró sobre el Calvario duró tres horas. ¡Oh si pensaras detenidamente lo que es la Misa! Después de la Misa examínate lo quinto, cómo estás en la oración mental, si voluntaria, frecuente o habi– tualmente distraído; si eres negligente en desechar las distracciones involuntarias; si en las sequedades te dejas sorprender por la pereza; si para las distrac– ciones y aridez das alguna causa; si no procuras aparejarte antes con la lección de algún punto; si pro-
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