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316 nifestarme alguna propia pas10n, los he excitado a resentirse y desquitarse, con malos consejos; y gene– ralmente en el aconsejar a otros, no .he tenido casi jamás puestos los ojos en Dios; antes por el contrario he enseñado anchas doctrinas y malas máximas contra la regular observancia. Me acuso, por tanto, de todos los escándalos que por mi causa pueden haberse se• guido. (Todo lo predicho es para ver cómo declarar las propias culpas, en especial las habituales; y así las demás, y los pecados actuales de los cuales más re– prenda la conciencia, y acabar la confesión en la forma que sigue:) Me acuso generalmente de mi tibieza, frialdad y pereza, en la vida religiosa, no poniendo el debido cuidado en la observancia de las Constituciones y buenas costumbres de la Religión, y de la resistencia a muchas buenas inspiraciones que Dios me ha dado, muy poco atento a mi eterna salvación, con notabi– lísimo descuido de la obligación que tengo de caminar a la perfección. Así generalmente me acuso también de todos mis pecados veniales, mentiras, cóleras, impaciencias, ne· gligencias e irreverencias, golosina:., curiosidades, pa– labras ociosas, pensamientos infructuosos, etc. Y par– ticularmente de todos mis pecados mortales; y de aquellos también que no los conozco ni me acuerdo, tanto de los que yo he cometido, como de los que he hecho cometer a los otros, doliéndome de mi relajada vida pasada, y de mis malos ejemplos; y con la ayuda de Dios, propongo firmemente enmendarme, procu-

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