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,3'02 mente van contra las principales virtudes: la humildad, la caridad fraterna, la obediencia, la pobreza, la casti– dad, y la causa no puede ser sino una pasión de apego que tienen a tal defecto y un mal hábito ya contraído de cometerlo sin escrúpulo, Mucho cuidado, pues, para que las pasiones no oscurezcan el juicio, porque por falta de claridad y sinceridad en la confesión se pueden cometer sacrilegios, y la pasión no podrá servirnos de excusa, pues más bien sería una acusación en contra ante el Tribunal de Dios. Transpuestos estos dos avisos, te propongo un orden de examen que pueda servirte de luz y norma. I. Conmigo mismo en mis externas pasiones. Me examinaré si he dejado correr la vista hacia ob– jetos peligrosos o vanos, que me hayan llenado el corazón de distracciones, .. Si oyendo que alguno alaba a mi prójimo, me ha dado pena por cierta envidia o aversión... Si fui curioso en oír o saber hechos ajenos y noticias del mundo, que nada me importan,., Si fuera de tiempo me entretuve en discursos ociosos, perdiendo un tiempo que debí emplearlo en obras virtuosas ... Si he oído de mala gana las reprensiones que se me dieron.,. Si al oír pláticas espirituales me han fasti– diado... Si comiendo he buscado más complacer la sen· sualidad que satisfacer la necesidad ... Si he comido con excesiva avidez sin atender a la lectura ni dirigir el acto a la gloria de Dios.. , o con demasiada delica• deza quejándome de la cantidad o calidad, sin pizca de

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