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30 infinita misericordia, aunque tanto .la has desmere– cido. Proponte, pues, cooperar a la vocación con fidelidad. PUNTO II La fidelidad consiste en darte perfectamente a Dios. En estos días han de penetrarse estos tres solos pen - samientos: Dios, alma mía, eternidad. Y no debes contentarte como antes con ciertas veleidades, mas es necesario que prorrumpas en actos y afectos de una voluntad resuelta. Entonces harás fielmente los Ejer– cicios, si te persuades que esta gracia puede ser la última que Dios ha determinado hacerte, y que estos días de retiro pueden ser los últimos de tu vida. Figúrate en el punto de la muerte con estertor de.la agonía, y que te restan ya pocos momentos de vida. Si en tal estado viniese un ángel a traerte la gracia de prolongarla diez días, protestándote que después de ellos debías de morir. inmediatamente, ¿cómo procura– rías pasar estos días? Ejecuta ahora aquello que harías en tal supuesto: y entra en los Ejercicios como si por divina revelación supieses que dentro de poco tiempo te ha de acometer la muerte. ¡Oh Dios y Señor mío!, yo me pongo del todo resig– nado en vuestras manos. No busco consolaciones. Pro– póngome obedeceros en todo aquello que os placerá inspirarme. Y así como Vos sabéis que yo nada puedo ni valgo, os ruego me concedáis vuestra ayuda. Si Vos no me ayudáis, Señor, no sacaré de mi retiro fruto alguno, y después de él seré aún el mismo tibio y