BCCCAP00000000000000000000946

297 demás oficinas, tiene mi alma muchas ocasiónes de distraerse y disiparse; y ptico a poco puede originarse en mí un mal hábito, de perder del todo el recogimiento interior, y mal para mí si voy dejando la oración; el mal hábito irá formándose; y arraigará más presto en mí que en otro alguno, y en breve me reduciré a tal estado, que ape11as sabré recogerme para hablar con Dios, ni un cuarto de hora. Estoy seguro de hacer la obediencia en el acto de cumplir mi oficio; mas para tener el mérito de ella, debo hacerlo en el modo que la misma obediencia pres 0 cribe; esto es, de buena gana, con fidelidad y diligen– cia; y una de estas cosas que me falte, nada tengo de: que consolarme con' toda mi obediencia. Si me falta lo primero, no haciendo mi oficio gustoso por amor de Dios; yo soy como uno de aquellos mise• rabies que están en galeras a bogar con el remo por fuerza. Un criado se dice ser fiel a su amo cuando tlene afecto a la casa, y hace cuanto puede para conservar y mejorar la hacienda, obedeciendo todas sus órdenes, y procurando adivinarle la intención para obedecerle. Esta fidelidad es necesaria también en la casa de Dios, que es el convento; y faltándome ésta, me falta una cosa que es substancial a mi estado. Antes de hacer Ejercicios me daba mucha aprensión este nombre de criado, y decía muchas veces que no había yo venido a la Religión para ser criado de nadie; pero ahora conozco mi engaño. Yo vine a la Religión propiamente para servir, y no como quiera, sino en cuanto es posible a todos. Yesto no es cosa vergonzosa i7

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz