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versación! ¡Qué vergüenza para un sacerdote, y qué confusión, venir un lego con su buen ejemplo a ense– ñarle la devoción, la humildad, la caridad, la paciencia, la mortificación de sentidos, y tantas otras religiosas virtudes! ¡Qué pena de insufrible vergüenza será la de un sacerdote libertino, cuando él, destinado para juzgar en et día del Juicio las tribus de Israel, venga a ser juzgado, y condenado de los legos! Del sacerdote desdice en extremo la ociosidad; y por esto, a fin de evitarla, .es muy conveniente que tenga siempre alguna ocupación honesta. Pero está obligado a preferir el estudio a cualquier otro empleo, exceptuando el de la obediencia y el del orden sa• grado, pues el sacerdote ignorante, no será conocido üe Dios: y no le valdrá la excusa de haber tenido poco talento; porque el que es corto no menos debe ser fiel en lo poco, como en lo mucho el que recibió del Señor mu.cho talento. Es menester que el sacerdote sepa dirigirse a si mismo en las funciones de su propio estado; y sepa aún dirigir a los otros en las ocasiones, según la capacidad que tenga. Aunque sea corto su talento, debe ejercitarlo como mejor pueda, ocupán· dose todos los días en el estudio de la Teología Moral, y de las Sagradas Escrituras. Para lo restante sirven los dos exámenes del dia 1. 0 No solamente Jesucristo ha ejercitado la obediencia hasta la muerte, como dice San Pablo: .Hiwse Cristo obediente hasta la muerte (1); mas la ejercita aún (I) Fact1is obediens 1isque ad moi'tem. (Philip., 2-8.)

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