BCCCAP00000000000000000000946
275 y que muy presto seré tibio y relajado, como era antes de los Ejercicios; y yo respondo, que asf sucedería, si olvidando la nada, que soy por mí mismo, sólo confiase en mis débiles fuerzas; pero como todo lo puedo en aquel Dios que me conforta, no hago caso de las argu– cias de Satanás. Añade el demonio, que Dios no querrá confortarme siempre, y yo le respond'o que jamás me faltará su gracia, mientras yo me conserve con humildad. Por ningún defecto que cometa, debe mi corazón abatirse de ánimo, sólo sí humillarse y lleno de con– fianza arrojarse en brazos de Dios. Si place a la divina misericordia prolongarme la vida Y los años de religión, debo siempre considerarme como si aún estuvi~ra en el noviciado, necesitado de enfe1·vorizarme en el divino servicio. Es una gran máxima que mucho influye para mantener el fervor: pensar que no lo tengo y necesito adquirirlo. Así llegó David a la cumbre de la perfección, reputándose siem– pre por principiante y nuevo, aun con todos sus pro– gresos en la virtud, repitiéndose cada día: dixi, nunc cr:Epi, hcec mutatio dexterm Excelsi (Salm. 76, 10). Parece que el mundo entero, y todo el infierno, y mi misma naturaleza se levantan y arman contra mí, desde que tomé el partido de servir a Dios fervorosamente: ¿Qué debo, pues, hacer? Dejar que obre Dios: El es quien lo ha de hacer todo; yo por mi no tengo otra cosa que hacer, sino confesar humildemente mi impo– tencia, y ser constante en invocar el divino auxilio, por intercesión dé la Virgen Santísima, a la cual no se !e niega jamás cosa alguna. Sé muy bien, que ni aun
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz