BCCCAP00000000000000000000946

Angel custodio; y me alegraré de no ver a Jesucristo en la Hostia, por tener ocasión de humillar mi espíritu, honrarle con actos de fe. Estrictamente hablando no se quebrantan las Consti– tuciones, cuando se pide licencia al Superior. ¿Qué necedad, pues, querer antes desagradar a Dios con la transgresión de ellas, que decir una palabra al Supe– rior? Cada vez que quebranto voluntariamente cualquier punto de nuestras Constituciones, desagrado a Dios, despreciando unas reglas que inspiró el Espíritu Santo a nuestros primeros seráficos Padres. Este pensamiento me parece eficaz para excitarme a una puntual obser• vancia de ellas y hacerme concebir disgusto de las transgresiones pasadas. No es necesario que yo vaya buscando qué cosa pueda hacer por Dios, porque veo que mi principal vocación es observar mi Regla y Constituciones con la mayor perfección posible. Y si me pareciere que la Religión decae en alguna cosa, procuraré no faltar de mi parte en un ápice de todo aquello que mira a su perfección. Mortiflcatio maxima, vita communis. No quiero omitir acción alguna ordinaria en cuanto me será posible, y procuraré practicar esas mismas acciones, con todas las circunstancias de perfección en lo exterior, y mucho más en lo interior.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz