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261 amo alguna cosa más que El y 110 por El! Enfonces, dividiendo contra toda ley el afecto y amor de mi corazón, le doy a la miserable criatura una parte de aquel todo que sólo es debido al Señor. La señal más segura, y menos sospechosa, por la cual puedo conocer, si no amo otra cosa que a Dios, es ésta: Si soy indiferente a todos los empleos, a todos los lugares, a todos los estados de salud, de enfermedad, de consuelo, de sequedad, de vida y de muel'te, en los cuales la divina voluntad sea servida ponerme. ¿Me turbo, o me aflijo por alguna cosa? Si es así, mi corazón está dividido, y no es verdadero ni puro mi amor. ¡Oh Dios mío, cuántos pequeños tiranos reinan siempre en mi corazón! ¡Cuántas inquietudes siento dentro de mí, ocasionadas por el tumulto de mis mal domadas pasiones! Yo conozco bien, que no os amo puramente; pero quiero romper estas cadenas, y os pido, Señor, vuestra gracia. Grandísimos son en número y en calidad, los benefi– cios, que me ha hecho Dios, y los que continuamente me hace y los que espero ha de hacerme. Le daré muchas gracias todos los días, y a todas horas, por ser éste el medio más eficaz para conseguir nuevos bene– ficios. Yo quisera, Dios mío, no ser amado, ni aguantado de los hombres, sino tener en Vos mi padre, mi madre, mis amigos, mis parientes, y cualquiera que puede tenerme algún amor. Flat Domine. ¡Oh, cómo me parece que estaría así consolado! Al pasar delar.ite del Altar donde está escondido el Santísimo Sacramento, uniré mi adoración con la de mi