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2 55 sos (1 ); y damos a entender que sólo la naturaleza es quien obra en nosotros por instinto. Por esto cuando Nuestro Señor reprendió a santa Marta, y la dijo: 1Warta, Marta, tú andas solícita, y te turbas por muchas cosas (2); no reprobó en ella la diligencia, ni la exactitud que era tan laudable; sino la prisa con que se fatigaba y turbaba; la cual era digna de reprensión. Ella quería obrar demasiado presto; y el Salvador la advirtió que no era posible hacerlo aprisa y bien; y que siempre se obra con bastante diligencia cuando se hace bien lo que se debe. Acontece a veces que por una variedad de asuntos que se han de ejecutar en determinado espacio de tiempo, es necesario apresurarse; pero en tales casos se debe advertir que la prisa no sea desordenada, de tal suerte, que se atienda más a terminar presto, que a hacer bien lo que se hace. Toda nuestra prisa ha de ser reflexiva, prudente, y sabiamente moderada, de tal suerte, que nuestro ánimo esté siempre libre, y obremos siempre con superior atención a nosotros y a la obra. · Buen remedio para moderar la prisa es el pensar que teniendo varias cosas entre manos no se deben hacer todas de una vez, sino la una después de la otra; ni se debe a un tiempo pensar en todas, sino en solo aquella que actualmente se está ejecutando; y de tal suerte se ocupe en ella sola, como si no hubiese otra que hacer, es decir, como si fuese la última. Conviene por esto prever y poner en orden nuestros asuntos, para hacerlo · (r) Non in commotione Domim1s. (III Reg., 19-n.) (2) Marth¡a, Martha, sollicita es, et t1i.rba.ris ergtt pl1wima. (Luc., 10-41.)

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