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VIS PERA DE LOS EJERC'ICIOS MEDITACION PRIMERA Sobre el. miserable estado de un ·a 1 lma tibia. Ponte, alma mía, en la presencia de Dios y considé– rate como si estuvieras enferma de suma gravedad; es decir, como un enfermo que toma muy amenudo reme– dios que en nada le alivi,an, y solamente tiene fuerzas para sentir los propios padecimientos y moverse en dirección al sepulcro. Pide luz al Señor para conocer tu miserable estado, y apreciar la necesidad grande que tienes de ajustar tu vida, PUNTO I Considera en primer lugar lo que quiere decir tibia. Ser tibio en el servicio de Dios quiere decir no ser frío ni caliente, sino un poco de lo uno y de lo otro en un grado tan remiso que apenas se puede percibir la diferencia. Asf, pues, un alma tibia ni es buena ni es mala y está en un medio tan miserable que para nada es de provecho. No quisiera el tibio cometer pecados mortales, pero comete con mucha facilidad los veniales;

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