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20 sea tan necesaria en todo el año tu persona que no puedas eximirte de él por algunos días y si en ellos enfermases, es bien cierto que todo se haría si.n ti. Aquello, pues, que ciertamente se haría con motivo de una enfermedad, mucho mejor se puede, y aun. se debe hacer para que holgadamente puedas dedicarte a los Ejercicios Espirituales, Por punto general el tiempo más apropiado para practicarlos es la Cuaresma, pues en los días de ayuno el alma se halla menos gravada por el cuerpo y consi– guientemente más apta para las cosas del espíritu. Pero como que en tiempo de Cuaresma los Predica– dores y Confesores tienen mucho en qué ocuparse, podrá cada uno, conforme a su condición y oficio, ele– gir el tiempo más cómodo y oportuno (1). II. REGLAS PARA EL TIEMPO DE EJERCICIOS, - Primera: Determinado ya, con la bendición del Supe– rior, el tiempo de los Ejercicios, i.nvocarás la asistencia del Espiritu Santo, encomendándote a la Virgen Nues• tra Señora, y a nuestro Padre san Francisco, con los demás santos tus abogados y humildemente implorarás (1) Esto no ha de preocupar al Religioso, pues el tiempo más cómodo y oportuno es el que señala la obediencia; y los Superiores tienen buen cuidado de que en todos los Con– ventos y por cada uno de sus individuos cada año se prac– tiquen debidamente los Ejercioios Espirituales. Lo que im– porta es practicarlos con fervor y aprovecharse de las gra– cias abunda1ntes que Dios en este tiempo concede.

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