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EXAMEN PRACTICO En que se continúa sobre la observancia de las Constituciones. Nunca se recuerda bastante, lo que jamás se observa bastante; y aunque es verdad que entre nosotros los Capuchinos, se leen cada seis meses, públicamente, inútil, y emprender un camino diametralmente opuesto a la santidad., La segunda · es que importa mucho hacer oración, pero impoúa mús todavía hacerla bien y debidamente. ¿ Cómo podíamos conocer que hacemos buen uso de la oración y que invertimos con provecho el tiempo i.¡ue en ella empleamos? Hay un medio sencillísimo, seguro, infalible; y es aquel del Evangelio. "Por los frutos se coooce el árbol". Nunca incurramos en la pueril vanidad de tener satisfacción de h;iber orado tanto tiem!))o, o bien con tanta moción de afectos y ta11to fervor, que esto de por sí poco vale; veamos más bien si vamos adquiriendo las sólidas virtudes propias del cristiau10 perfecto y del Religioso mortificado. ¿ Tenemos de día en día más humildad, más paciencia, más amor a las humillaciones y a la• cruz de Cristo, más caridad con nuestros prójimos, verdadero amor a los enemigos, somos prontos en la obediencia, clclicaclos en la castidad, fieles en la pobreza. exactos en la observancia regular? Ento1nces es buena nuestra oración ; de otra suerte sería evidentemente estéril, y por tanto viciada ; y así aunque pasemos la vida ei1tera orando, de poco nos servirá para alcanzar la santidad. La tercera v última consideración es que nos guardemos bien de incurrir en el gravísimo error de considerar, no diré incompatibles, pero ni a11111 , como !igerísimamente opuestos el espíritu de oración y el amor al trabajo. Cabalmente el uno es complemento necesario del otro y ninguno de los dos es de provecho para la santidad cuando está divorciado del otro que es su complemento esencial. Tongamos, pues, por cosa segurísima que "Ni es buena la oración sin trabajo ni aprovecha el trabajo sin oración".

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