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l57 Por el contrario, en el punto de nuestra muerte, ¡qué confusión para nosotros, al ver tantas nuevas inspira– ciones no correspondidas, y tantas buenas obras omm .. das por un humano respeto! ¿Imaginamos que en el Tribunal divino será buena defensa o excusa de la relajación de vida, el decir: Señor, yo habría vivido como buen Religioso, si no hubiese tenido temor de ser objeto de mofa? Acordémonos de aquella terrible ame· naza de Jesucristo por san Lucas: Cualquiera que se averJ?onsare de Mí y de mis palabras delante de los hombres,· Yo me avergonzaré, de él delante de mi Eterno Padre, y le arrojaré del número de mis siervos en la presencia de todo el mundo (1). MEDITACIÓN IV.-Se repiten las tres del día. EXAMEN PRACTICO Continúase la materia sobre el voto de la obediencia. Cuando en la profesión se hizo el voto de obediencia, no solamente se sacrificó a Dios el hombre exterior, obligándonos a hacer o dejar de hacer aquello que en cualquiera manera manda el Superior; sino que el principal sacrificio fué del hombre interior, ofreciendo a Dios todas nuestras voluntades, nuestros conoci– mientos, nuestros juicios, nuestras inclinaciones y (1) Q11i 11i:e erulnte1'·it, et meos sermones, h11nc FilitUs ho- 111inis (!1'1tbescet, CU1ni vene-1,ít in 1na}c'state Sita, et Pa'tris, ef .rnnctormn. Angelorum. (Luc .., 9-26.)
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