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154 adelante valerte de todo a sola gloria de Dios. Pero sea entero el sacrificio y sinceramente de todo, porque la reserva de un solo apego, encubierto con cualquier paliativo, ya sea apego a la ambición, ya a la honra y propia estimación, ya a las comodidades cor– porales, puede ser causa de que, por más que desees llegar a la perfección, jamás des un paso hacia ella. Observa bien a qué cosa tienes mayor apego, y hazle a Dios generoso ofrecimiento de ello, sometiendo per– fectamente el corazón a todo el querer divino Implora el patrocinio de santa Magdalena, para imitarla en la penitencia, como la imitaste en la vanidad. MAXIMA Sobre no hacerse esclavo de los respetos humanos. El respeto humano es una atención indiscreta, con que en el obrar procuramos acomodarnos al genio y gusto de los hombres, por temer desordenadamente que obrando de otra suerte, o no seremos honrados, o bien seremos despreciados y burlados. De aquí es, que por temor de los juicios y discursos vanos de los hombres, se omite hacer aquello que es debido, o se propasa a hacer lo que no se debe. Es deber nuestro la corrección fraterna, cuando la caridad así lo pide: la mortificación de los ojos, cuando especialmente se encuentra un objeto peligroso: la paciencia, la man– sedumbre, cuando nos sucede una cosa adversa; y