BCCCAP00000000000000000000946
Aun cuando todo el mundo hubiese de volverse contra ti, mofarse e injuriarte, tú deberías hacer todo aquello que Dios te manda, o inspira a su mayor gloria. Pero, ¿lo haces así? ¿Cuántas veces dejas de cumplir la vo– luntad de Dios por respeto humano, o por una villana pereza? Ten cierto, que el amar a Dios no consiste en meras palabras y estériles afectos, sino en hacer su voluntad. Verdad es, que esto pide una gran vigilancia; pero encomiéndate a Dios, si eres débil. El cuidará de confortar tu debilidad, con su gracia. Obediente Jesucristo a la voluntad de su Padre Eterno, sin mirar que su vida fuese espléndida u obscura, dice el Evangelio, que crecía en virtud .f/ edad(I). ¡Oh Dios mío! Yo lo veo en mí todo al revés: faltan las virtudes, a medida que van creciendo los afios; aumenta en mí vuestra gracia, y disminuye el fervor. ¿Dónde están las virtudes que aprendí en el noviciado? Las he perdido en vez de acrecentarlas y de enriquecerme con otras nuevas Asistidme a fin de reponerme a lo menos en aquel estado de fervor que tenía cuando novicio Quiero comenzar una nueva vida lo mismo que si ahora entrase en la Religión, y atender de veras a la práctica de las virtudes. PUNTO 11 La virtud en que más se sefialó Jesucristo hasta la edad de treinta afíos, fué la obediencia a María San– tísima y a san José: Y les estaba sujeto (2). Con esas (I) Jesus proficiebat... aetate et gratia (Luc., 2-52). (2) Et erat s1,bdit11s illis (Luc., 2-51),
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz