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tación, implorando la gracia de Dios y haciendo actos contrarios ... No es necesario detenerse mucho tiempo en el pensamiento deshonesto para que sea pecado; bastan dos momentos: et de perfecta advertencia del entendimiento y el de verdadera delectación de la vo– luntad. Si esto te hubiese acaecido, míralo bien, y no seas de aquellos que después, en la confesión, o por vergüenza, o por otro humano respeto, en vez de acu– sarse de la delectación morosa, se acusan sólo de haber tenido negligencia en desechar los malos pensamien– tos ... Para cometer en esta materia pecado mortal, no es necesario que se consienta en hacer aquella mala obra que el demonio representa; basta que se consienta con gusto en detenerse en la cosa representada, y así es siempre pecado mortal cada vez que voluntaria– mente se detiene: o a mirar con la mente lo que sería pecado mortal mirar con los ojos, o a figurarse tocar con la mente lo que sería pecado mortal tocar con las manos; o pararse con la mente en ciertos dis– cursos que sería pecado mortal hacer con la lengua. Mira, por tanto, cómo acostumbras a portarte en esto ... Un alma tibia, es fácil en concebir malos pensamien– tos, y es fácil también en deleitarse; y así cuando duda si resistió o ha consentido, puede, por causa de la tibieza, resolver contra sí la duda. Examina lo segundo tu corazón, si tienes a alguna persona de cualquiera sexo algún tierno afecto... Con qué pretexto ... Aunque sea de espiritualidad ... Muchos en esto quedaron burlados, por la facilidad suma con que degenera un amor espiritual en amor sensual. Si en el hablar o en el escribir a alguna persona, usas ex-·
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