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n6 PRACTICA De sentimien1tos. Para el día cuarto. Si otros muchos tuviesen aquella abundante medida de gracias que Dios me ha concedido, ¡con cuánta ma– yor fidelidad habrían correspondido! Muchos santos hay, que no han tenido tanta gracia cuanta yo he te– nido; debería, por lo mismo, ser a esta hora un gran santo; y soy por .mi sola malicia el miserable que soy. Pero en el día del juicio me será pedida estrechísima cuenta de todo. Yo me espanto, ¡Dios mío!, al considerar el curso de mi vida. ¿Qué obra tengo hecha con todas las circuns– tancias de bondad, la cual no haya sido alterada por alguna notable falta? ¿Cuántas obras he practicado exteriormente buenas, que en su interior las he viciado con intenciones torcidas? Las virtudes en mí, de ordi– nario, sólo han sido fomento de soberbia, buscando más la apariencia, que el ser en realidad buen Religioso. ¡Oh mi Dios! Vos habéis sido el testigo, y seréis tam– bién el juez de todas mis vanidades y de mis fingi· mientos. Si he escandalizado a alguna persona, sé, cierta– mente, que yo he sido la verdadera ocasión de este mal; pero si alguno por mi medio se ha convertido, no soy yo la causa verdadera de este bien. El escándalo es obra mía; la conversión es obra de Dios. Cien mil almas que por mi medio se conviertan, no bastan a compensar el escándalo con que yo he motivado la ruina espiritual de una sola alma.
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