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UI esto es facilísimo equivocarse y desbarrar¡ sírvete de él en provecho propio, pues te puede ayudar, o por necesidad o por cautela. El hipócrita es un hombre, el cual hallándose en lugar donde la virtud es acreditada, alabada y honrada, estudia con artificios y ficciones la manera de darse a conocer como virtuoso, El no se cuida de ser buen Religioso a los ojos de Dios para merecer; sino solamente de parecer tal delante de los hombres, a fin de acreditarse con ellos. Como los mo– nederos falsos, que cubren la baja mezcla con un baño de oro o de plata; de la misma suerte éstos ocultan su vicioso y falso interior con apariencias de piedad y devoción. Consigo mismo el hipócrita es benigno, pro• curando secretamente sus comodidades, y en público se porta como austero, mostrándose escrupuloso en mil minucias, hallando en todo de qué escandalizarse; dice mucho lo que debe hacerse; y hace poco de lo que dice; y no suele obrar nada de aquello que aparenta hacer. Parece que está en oración, y que se da mucho al ejercicio de las virtudes; pero no hay tal cosa, porque todo es afectación, ostentación y vanidad con que sólo desea y busca hacerse pasar por lo que no es, hombre de espíritu, de celo, de integridad, con la mira siEmpre en los fines de sus bastardos intereses. A veces el hipócrita se entrega a ella sólo por un apetito de vanagloria,· contentándose con aque)la secre1a complacencia que tiene en ser de los otros reputado por santo, sin buscar otra cosa; como un vil plebeyo, hombre villano, que se alegra y goza en ves– tirse de caballero, para que los que no le conocen lo tengan por tal; pero las más veces, el motivo de la