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82 352 A pesar de tantos intentos de explicación, a pesar incluso de la cruz de N.S. Jesucristo, el dolor, el mal como una esfinge sigue desafiando con sus enigmas nuestra pobre razón humana. 353 No podemos olvidarlo: cuántas cosas grandes en la sociedad y en el individuo han de lograrse a costa de esfuerzo, dolor y sangre: así el nacimiento, la conversión, la perfección personal y lo más grande, la redención del mundo, cuesta nada menos que la sangre del Hombre-Dios, Jesucristo. 354 El dolor no tiene mérito porque es buscado, sino porque es aceptado. 355 Antes o después todos sufrimos; pero ¿cuántos aprendemos la lección del sufrimiento: ser humildes, compadecer al que sufre, orar al Señor no sólo en los apuros?.