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79 341 A muchos les horroriza tener que morir, y como saben que la muerte es inevitable procuran apartar lejos de su mente y de su vista todo cuanto pueda evocar su pensamiento. Su gran deseo sería: ya que hay que morir, morir sin darse cuenta. Actitud necia además de inútil. Si la muerte es inevitable, lo sensato es afrontar esa condición humana y prepararse a recibirla. 342 Para el no creyente el mundo no tiene sentido. La muerte devora todo ser viviente; el mal ¡tantas veces triunfa sobre el bien! el tiempo engulle la eternidad y toda esperanza al fin se desvanece como una vana ilusión. Si así fuera ¡qué triste sería nuestra existencia!. En cambio para el creyente el mundo es todo lo contrario. Por eso aun en las desgracias su vida conserva un tono de esperanza y consuelo, pues espera otra vida feliz junto a Dios.

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