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59 240 Según algunos teólogos el condenado como castigo a su egoísmo vive encerrado en sí mismo, en absoluta soledad. Ese es su infierno. Si así es, ¡cuántos en nuestra sociedad insolidaria viven ya en un infierno!. 241 Me conformo con la inteligencia que Dios me dio, aunque no sea ciertamente la de un genio, pero el corazón lo quisiera mucho mayor, un corazón en que cupiera todo el mundo y ¡es tan chiquito el que tengo!. 242 Amar a una persona es decirle: Tú no morirás para siempre, ha escrito G. Marcel: Y es que si la muerte del ser querido es definitiva, el amor últimamente no tiene sentido, sería en el fondo una burla cruel de la naturaleza. 243 Amor y egoísmo. He ahí las dos fuerzas antagónicas que se combaten desde siempre por el dominio del hombre. Ellas protagonizan la lucha del bien y del mal en el corazón del humano, en la sociedad y en la historia.

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