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19 56 Ver lo eterno en lo transitorio, lo trascendente en lo cotidiano, a Dios en las personas, en la naturaleza, es un gran don de Dios, una iluminación de su Espíritu. 57 El Dios de Jesucristo no es un Dios rival del hombre, ni está celoso de su engrandecimiento y progreso; tampoco un Señor que ante todo exige adoración, servicio, sumisión. Es más bien el Padre que ama y porque ama se comunica, da vida y felicidad y sólo quiere de nosotros gratitud y amor filiales. 58 La existencia del pecado y, por ende, de los pecadores es una prueba evidente de hasta qué punto Dios respeta la libertad del hombre que Él mismo ha creado. 59 Dice la Biblia que el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Por eso si quieres oír hablar de Dios no busques al sabio o al teólogo, busca al santo, al hombre de Dios.