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120 527 Somos un átomo perdido en la inmensidad del cosmos, pero este átomo puede pensar, valorar y hasta, como las mónadas de Leibnitz, contener ese inmenso cosmos. Nuestra vida se nos da sólo en unos instantes fugaces, pero en cada instante podemos enfrentar nuestro destino, la innúmero sucesión de los siglos y aún la misma eternidad. Somos una brizna deleznable que un soplo puede agostar, pero esta brizna se atreve a hablar con su Creador, desear lo eterno, aspirar a lo infinito. Somos, en fin, una paradoja fascinante e incomprensible. 528 La vida, tu vida, viene a ser como un recipiente; vale por lo que lleva dentro. 529 Nos admira aún el gesto de Diógenes buscando con linterna en pleno día un hombre por el ágora de Atenas. Según los psicólogos ese gesto se podría repetir con parecidos resultados en nuestras populosas ciudades. Se encontrarían muchos esbozos, muchas caricaturas de hombre; pero ¿hombres-hombres?.