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les y laborales, y las relaciones socio-económicas del postulante, evitando roturas prematuras que podrían condicionar su libertad de opción. Sus contenidos 4. El postulantado ofrece antes que nada la posibilidad de una fecunda reflexión sobre la llamada y los valores que la deben acompañar y de adquisición de la madurez humana, cristiana y religiosa que la deben sostener; se convierte así en ocasión de un necesario discernimiento sobre los contenidos presentados y más o menos adquiridos. Misterio de la llamada. Durante esta etapa la vocación se profundiza desde distintos puntos de vista, de modo que el postulante pueda conseguir la claridad necesaria para identificar la propia vocación y verificarla. El tema vocacional se presenta como: - llamada a la vida en su significado más amplío, - llamada a la fe mediante el bautismo, - llamada a realizar en la Iglesia una vocación específica según el ideal de vida evangélico-franciscana. En la oración y en el camino comunitario, mediante etapas progresivas, el candidato es ayudado a conocerse mejor; a descubrir sus talentos y los verdaderos motivos de su opción; y, por medio de experiencias apostólicas, es introducido en la dimensión apostólica de la comunidad valorando mejor las propias capacidades. Carisma e ideal. El candidato se interesa también por conocer los orígenes de nuestro carisma y de nuestra familia. Por ello se le deberá poner en contacto con la experiencia de vida de nuestros fundadores, con sus intuiciones más estimulantes. A nosotros y a nuestras frater– nidades se nos confía el deber de transmitir al postulante, al mismo tiempo que formas concretas de realización, el espíritu genuino que lo invite a la creatividad y a modos nuevos y originales de responder a la sensibilidad y a las necesidades actuales. Con este fin, será suma– mente útil acercar a los jóvenes al estudio de los escritos y del ideal de S. Francisco, de sus biografías y de la espiritualidad franciscano– capuchina ª. Vida concreta. El candidato deberá ser colocado también en condicio- 8 Cfr. Const. 25,5; 28.2. 47