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el discernimiento. Deben ser utilizadas de forma personalizada y con un valor solamente orientativo. No hay que entenderlas como "fórmu– las o recetas" de resultado seguro. Usense con gran discreción. Fase de la decisión. El discernimiento termina con la respuesta personal a la llamada de Dios. En ese momento se da la orientación, es decir, la aproximación concreta al propio proyecto de vida que el llamado podrá realizar. m. Praxis 60 "A esta llamada cada cual debe responder con amor y con absoluta libertad, de modo que se armonice la dignidad de la persona humana con la voluntad de Dios". Const. i4,2. PUEBLO DE DIOS 57. Valoración de todas las vocaciones. Nuestra PV debe considerar toda vocación proveniente de Dios como don para el bien de la Iglesia. Vivencia auténtica de lapropia vocación. Es necesario estimular atodo cristiano a vivir fielmente la propia vocación, convirtiéndose así tam– bién en un ejemplo útil para la PV. Corresponsabilidad vocacional. Es tarea nuestra trabajar para que todos los cristianos tomen conciencia del problema de las vocaciones, como algo esencialmente eclesial y no solamente "funcional" oclerical. Sólo así pueden convertirse en colaboradores activos en la formación de una Iglesia más viva, evangélica y comunitaria. Formación en la PV. Toda comunidad eclesial debe ser evangelizada y formada en el tema de la vocación y de la PV. Es tarea nuestra contribuir a ello estando dispuestos a colaborar mediante la "lectio divina", la predicación, la dirección espiritual, los cursos, la cateque– sis, etc. Invitación a la generosidad. Cristo ha dado su vida por todos los hombres. Invitemos con insistencia a los fieles a vivir la propia fe y vocación con generosidad, respondiendo a la llamada de Dios, según las propias capacidades y actitudes. 60 Cfr. PVIP nn. 86 ss.; PV pp. 75 ss. 42
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