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La renovación personal. La auténtica renovación y la conversión personal son el compromiso primario de todo hermano, tanto a nivel humano, como cristiano y franciscano-capuchino. La renovación institucional. Es necesario, además, que cada fraterni– dad y toda la fraternidad capuchina se comprometa a llevar acabo una fiel renovación de su vida y de sus actividades, con el fin de hacer actual, en el momento histórico que vive, el Evangelio de Jesús según el ideal de Francisco de Asís 19 • Criterios y fundamentos 14. Los criterios sobre los que se fundamenta nuestra renovación son: La conversión. El estado de conversión en el espíritu y en la vida es la condición natural en la que el hermano puede realizar fielmente la propia vocación 20 • La actualización. La conversión auténtica, por su misma naturaleza, comporta la actualización quegenera modelos de vida yde experiencia nuevos y renovados. Esta dinámica, partiendo de las intuiciones originarias de nuestro carisma, permite una adecuada inserción en el contexto de la vida cotidiana contemporánea 21 • La gradualidad. Toda renovación es un largo camino, no carente de dificultades incluso graves. No obstante, es necesaria y posible. En su consecución hemos de tener en cuenta los principios de la gradualidad, del progreso y de la programación. Objetivos y destinatarios 15. Los objetivos que se pretenden alcanzar son los siguientes: La fidelidad. Vivir en la coherencia y en la perseverancia nuestra vocación franciscano-capuchina 22 • El equilibrio. Alcanzar un nivel satisfactorio de armonía personal que nace de la propia identificación y realización integral, en el plano humano y espiritual. El atractivo vocacional. Tener conciencia clara del don de la llamada 18 Cfr. Const. 4,2; V CPO n. 51. 20 Cfr. Const. 101,1 ss. 21 Cfr. Const. 154,2; IV CPO n. 35. 22 Cfr. Const, 44, 1 ss.; 182,1 ss. 17

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