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68 CAPITULO 11, PARTE !, Ali!T. 4 3) Los que entran en Religión índu– cicios por la violencia, miedo grave o dolo, o aquéllos a quienes recibe el Superior inducido del mismo modo. 121 a) Por violencia. Violencia es un impulso físico tan grave que no puede ser superado. Tal víolencia, al invalidar todo acto humano por el hecho de privar de la necesaria libertad, invalida por derecho natural también la admisión al noviciado. 122 b) Por miedo grave. Miedo es una trepidación de la mente, producida por un peligro futuro próximo o inmínen~ te. El temor puede ser grave absoluta y relativamente. Abso– lutamente, si es grave para todos, v.g. la amenaza de muerte, la pérdida de la posición que se ocupa, de la herencia ... Relativamente, si es grave sólo para algunos, atendidas las circunstancias peculiares en que se encuentran, v. g. la in~ dignación grave )l: prolongada de los padres, sobre todo si va acompañada de amenazas. Tanto uno como otro invalidan la admisión al novi~ ciado. El miedo además puede ser a b extrínseco, sí ha sido producido por una causa externa y libre, v. g. por los padres. Y ab intrínseco, sí produciáo por una causa intrín~eca al sujeto, o extrínseca, pero necesaria, v. g. el temor a un nau– fragio, por el que uno cecíde hacerse religioso. El primero invalida la admisión, pero no el segundo; porque éste, no· influyendo sino por medio de la propia vo– luntad y de la memoria, ha de atribuirse al sujeto mismo. Así, v. g. si uno entra en Religión movido por el miedo del infierno, válidamente es admitido, aunque el miedo haya sido causado por tercera persona, v. g. por la predicación de un sacerdote. Pero si el candidato hubiere sido engañado por un tercero e inducido a creer que se condenaría sin re– misión si no entraba religioso, la admisión seria inválida, porque el acto ha sido viciado por engaño o error sustan– cial (50). El miedo también puede ser infundido directamente, con el fin de que uno entre en Religión, o indirectamente, por cualquier otro fin, pero de tal modo que para librarse de él, no quede más remedio que hacerse religioso. (50) WERNZ-VIDAL, o. c., t. lll, p. 198, n. 248; Períodíca, 13 (192 1}), p. 55, n. J.

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