BCCCAP00000000000000000000940
48 CAPITULO I, PARTE II c) soportando todas las adversidades: ya provengan de los otros o de uno mismo: «tengan humildad y paciencia en la persecución y enfermedad» (cap. X). 84 C) En orden a sí mismos: Con la vileza de los vestidos: «Los frailes se vistan de viles vestiduras» (cap. II) y no asen calzado (cap. II). Con la sobriedad en los manjares, para lo cual se manda el ayuno de dos cuaresmas y el de los viernes (cap. III). Con el trabajo: «Los frailes trabajen fiel y devotamente» (cap. V). Y con la continencia de alma y de cuerpo (cap. XI). 85 D) De los frailes entre sí: A los súbditos se les manda la pronta obediencia: «Mando firmemente a todos los frailes que obedezcan a sus Supe– riores» (cap. X). Los Superiores deben ser «ministros y sier– vos de los otros frailes» (cap. X). y que «caritativa y benig– namente los reciban y -tanta caridad tengan con ellos, que les puedan decir como los señores a sus siervos» ... que los corrijan, pero «no se airen ni conturben por el pecado de al– guno» (cap. Vil). A los iguales manda que se amen más que la madre a su hijo (cap. VI). El fraile menor que de este modo cumple su Regla, llega a la cumbre de la perfección evangélica. Vive crucificado al mun– do, huyendo de la concupiscencia de los ojos por el voto de po– breza, de la concupisc~ncia d.e la carne por el voto de castidad y de la soberbia de la vida por el voto de obediencia, y se une en unión perfecta con Dios mediante el holocausto perenne de; sí mismo y el deseo ardiente de sufrir por amor a Cristo. Y esa perfección es altísima, por ser altísimo su voto de po– breza, universal el de obediencia y perfectísimo el de castidad; sublime el amor de Dios que le lleva hasta el martirio, entraña– ble el del prójimo, que aventaja al de una madre terrena; esplén– dido el espíritu de sacrificio, hasta desear amorosa y ardiente– mente cualquier sufrimiento por amor de Dios. SEGUNDA PARTE Observancia de los consejos evangélicos « Viviendo en obediencia, sin propio y en castidad». 86 Habiendo determinado la naturaleza de la vida espiri– tual del fraile menor, el Seo. Padre indica los medíos prin– cipales, absolutamente indispensables, para conseguir la perfección evangélica. Consisten en la observancia de los tres consejos evangélicos, obediencia, pobreza y castidad. En
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz