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EN NOMBRE DEL SEÑOR COMIENZA LA REGLA DE LOS FRAILES MENORES CAPITULO PRIMERO SUMARIO E INTf<ODUCCION 67 El primer capítulo no contiene preceptos particulares: constituye sin embargo el fundamento de toda la Regla fran– ciscana, el nervio de la vida del fraile menor. En él está toda el alma. El Seo. Padre deja entrever la cima de la perfección a la que debe tender el fraile menor: ser alter Chrístus crucífíxus. De hecho la observancia integral del Evangelio, llevada mediante los votos hasta la total crucifixión a si mismo y al mundo, hará del fraile menor una copia viviente de Cristo crucificado. La imitación de Cristo paciente constituye, más que una característica, la vida y la esencia de la ascética francisca~ na (1). Se ha dicho que S. Francisco fué un perfecto imfü1.dor de Cristo y es cierto. Pero no debemos olvidarque la pasión de Cristo, más que un distintivo, es la esencia misma de su vida espiritual. Al escribir, pues, una Regla para aquéllos que quisieran seguirlo por el mismo camino, no podía dejar de orientarlos hacia el Calvario. Y así lo hizo. En el capitulo primero este motivo predominante está sólo insinuado; pero se desarrollará en forma admirable en los capítulos siguientes. Efectivamente, ya en el segundo apa~ rece claro en .el porte externo del fraile menor: un hábito vil en forma.de cruz. En el capítulo sexto, al recomendar una vida de absoluta pobreza, se exige una diaria crucifixión a todo lo que sea comodidad. En el décimo, mediante una obediencia ilimitada, el fraile menor debe crucificar su inte~ rior. En el undécimo, con el voto de castidad.tan elevado que torne casto hasta el ambiente donde vive, crucifica la propia carne. En el último lleva su cruenta crucifixión hasta el mar~ tirio. Y en torno a estos capítulos, fundari1entales para la as– cética franciscana, hay otros capítulos que constituyen otros · tantos matices o variaciones del motivo predominante, coino (1) VITUS A BUSSUM, O. F. M. CAP., De spírítualítate francíscuria, p. 7.¡5,