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LOS MISIONEROS 413 lando al amor de Dios y de las almas. Nos ha dejado en li, bertad, para que de esta forma sea más meritorio el sacrifi– cio, por estar animado puramente por el amor. Pero Si es bello el ideal misionero, ta111bién es difícil; y por eso se requieren algunas cualidades o condiciones (1). 744 1) La vocación divina. Prácticamente podemos decir que uno tiene vocación misionera cuando tiene las cualida, des que un misionero necesita, además de un deseo ardiente de convertir las almas. Así, pues, todos los que son idóneos. tienen ya implícitamente vocación; será explicita cuando a esas cua1idades se una un deseo vivo de dilatar el reino de . Dios. 2) La idoneidad, consiste en estas cualidades: salud, santidad, constancia en la fe y una virtud probada; sin estas cualidades .correría el peligro de perder él mismo la fe y las demás virtudes. 3) La licencia del M. Provincial y hoy debemos añadir a ésta la del General (2). ¿ Pueden los Superiores negar el permiso? 745 Tratándose de un religioso no idóneo, no solamente pueden, sino que deb~n. Pero si se trata de uno idóneo no conviene que la nieguen, a no ser que dicho religioso sea de tal modo necesario en la Provincia, que sin él sufriría un daño considerable. Pero no han de guiarse por motivos demasiado humanos, ni por temor a perder los mejores sujetos. Porque si una Provincia se despren– de de los mejores por Dios, el Señor se lo recompensará. Por lo demás, es un método pésimo el de mandar a misiones a los reli– giosos menos aptos, quizá para .librar a la Provincia de frailes poco adaptables: esto significa retardar el advenimiento del re.ino de Dios. Y piensen que si en la Prbvincia se necesitan religiosos de valer, mucho más necesarios son en misiones, donde se pre– sentan problemas más delicados y complejos. ¿ Puede un fraile idóneo s.er destinado a misiones con– tra su voluntad,? 746 Antiguamente se sostenía que no, porque en aquello& tiempos ir a misiones era un acto heroico, dadas las dificultades y peligros a que estaban expuestos los misioneros; y también porque en la Regla se dejó esto como una libertad. , . Pero hoy comúnmente se admite que puede ser mandado (3); las razones son las siguientes: hoy las misiones no presentan de 2 Satutum pro Miss., art. 18, · ~ ti Cfr. De Míssionibus, del P. JOSE ANTONIO DE PERSICETO, en A. O., 42 (1926) p. 65, 3 A, DE BULSANO, p. 705, n. 538; GOYENECHE, en Coinm. pro Relig., 19 (1938), p. 88, sos– tiene que unú puede ser enviado a misiones en virtud del voto de obediencia, con tal que no se trate de misiones extraordinariamente arduas o difíciles.
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