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CAPITULO XI, PRECEPTO I De dos maneras se puede pecar contra este precepto: cuando hay peligro de pecado para el fraile y cuando esas relaciones pueden hacer sospechar a otros. · 721 · La sospechosidad puede nacer: de la persona con la cual se tienen esas relaciones, v. g. si es demasiado joven, hermosa, vana, deseosa de amar y de ser amada, sobre todo si es de mala fama, si viste con poca modestia, si es libre en el hablar... Visitar a tales personas y tener con ellas relacio, nes, sin una causa visible y manifiesta, equivale a engendrar fundadas sospechas: del comportamiento observado, v. g. si los ademanes son libertinos, los cuerpos demasiado pró, ximos, la mirada provocativa... Del lugar o tiempo, si se hablan de noche y en sitios apartados, de modo que nadie los pueda observar; o de día, pero en tiempo en que la co;. munidad está en el coro o en tiempo de silencio... De la fre, cuencia, si s.e trata siempre de la misma persona y sobre to, do si concurren las condiciones que acabamos de enumerar, o se hace contra la prohibición del Superior. En fin, pueden nacer del mismo fraile, si es demasiado joven, ligero en sus modales... Los autores admiten comunmente que este precepto se puede quebrantar por medio de cartas, cuando se escriben en circunstancias tales que hacen sospechar, v. g. si se escri, ben a personas de no muy buena reputación, sin causa nin– guna y con mucha frecuencia ... Conviene advertir que para que haya sospechosas com, pañias no se requiere que se hable de cosas poco honestas, sino que se puede quebrantar gravemente hablando aun de cosas espirituales, si las circunstancias en que se habla pue– den engendrar fundadas sospechas. El pecado será grave si el comportamiento con las mu, jeres es tal que da un m0tivo grave y serio para sospechar; sí el motivo es leve, la culpa será venial. 722 Para faltar a este precepto, ¿es necesario que de he- cho haya personas que conciban tales sospechas? No, no es necesario; basta que las circunstancias en que se desarrollan dichas relaciones sean de suyo capaces de causar las sospechas, aunque de hecho, por ser ocultas, nadie pueda sos– pechar. 723 ¿ Es más extenso este precepto que el natural de huir de las ocasiones próximas de pecar? Sí, es más extenso, pues así lo ha querido el seráfico Padre para salvaguardar la virtud del religioso y para evitar que en tor– no a la Orden se formase una atmósfera poco simpática. Así, pu~s, abstractamente hablando, se puede dar el caso en que uno
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