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NAtURALgZA Y OBJETO DEL V'OTO DE OBEDIENCIA 391 de obediencia. Pues cada vez que uno somete su voluntad libremente a la de otro por amor de Dios, adquiere el mérito de la virtud de la obediencia; y cuando además el sujeto está ligado por un voto universal, como el nuestro, su obediencia reviste una nueva moralidad, que se deriva de la virtud de la religión. Y esto probablemente aun cuando se obe.dece a los consejos y exhortaciones, porque también entonces se sujeta a otro la voluntad propia. Ni se objete que sólo se da el mérito del voto cuando hay posibilidad de pecado; porque esto es falso y vaciaria ele contenido al voto de obediencia en lo que tiene de más excelente. Pues cuando el superior manda, aunque no pretenda obligar al súbdito bajo culpa, con todo quiere que se le obe~ dezca; si éste obedece, adquiere el mérito del voto; si no obedece, no por esto peca, porque faltaba en el superior la voluntad de obligar bajo pecado. Los preceptos de la Regla c"constitu_t¡en el objeto pró– ximo del voto o el objeto remoto? Vermeersch afirma que el objeto próximo, con tal que se trate de preceptos en sentido estricto, que obliguen bajo pecado; la razón es porque son volun.tad expresa del superior (17). Nosotros, teniendo en cuenta cuanto hemos dicho en orden al mérito, preferimos hacer una distinción. De suyo no parece que sean el objeto próximo del voto, porque toman su valor de la potestad de jurisdicción de la Suprema autoridad eclesiástica (18). Per accidens lo pueden ser si se les aflade un nuevo acto del Superior, que intente hacerles más obligatorios mediante la potestad dominativa. De suyo sólo sería objeto remoto del voto. Dígase otro tanto de los preceptos que nos imponen la ley divina y la eclesiástica. e' Peca contra el voto el que no observa las Constitu– ciones y Ordenaciones? Dejando asentado que quien las observa adquiere un doble mérito por cumplir la voluntad del superior, y que su obediencia es tanto más perfecta cuanto se presume más generosa, por pro– ceder de un acto de caridad más elevado, afirmamos que quien no las observa, si bien en cierto sentido se puede llamar inobe– diente, pero estrictamente hablando no se puede considerar reo de pecado, porque falta en el superior la voluntad de obligar bajo culpa. Lo mismo que la Regla, forman el objeto remoto del voto; (17) VERMEERSCH, o, et J. c., p. 173. (1~) KILIAN KAZEl'IBERGER, Líl,er vitae, p, 38.
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