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388 CAPITULO X, PARTE II, ART. 1 Es éste el más excelente de los votos, porque si por lapo, breza se renuncia a los bienes de este mu:ido y por la casti, dad a los placeres de los sentidos, por la obediencia se renun, cía a lo que el hombre tiene de más valioso, la propia vo, luntad. · Y como es «altísima» nuestra pobreza, así debe serlo igualmente nuestra obediencia. Si la pobreza franciscana ex, cluye todo derecho a las cosas, aún las más pequeñas, la obediencia franciscana se extiende a todo lo que no es pe, cado. El ideal de la obediencia franciscana está compendiado maravillosamente en un ejemplo del seráfico Padre: «Toma µn cadáver y colócalo donde te plazca. Verás cómo no se queja. Si lo pones sobre una cátedra, no mirará hacia arri.. ba, sino hacia abajo; si los vistes de púrpura, se tornará más pálido. Es verdadero obediente aquel que no pregunta el por, qué de quitarle de un oficio, no se preocupa del lugar a don, de le destinan y no insiste si le cambian de puesto. Si es pro– movido a un oficio, se conserva lo mismo en la hµmildad; si le honran, se tiene por más indigno» (11). Dada la importancia del asunto, lo trataremos en varios artículos. Art. 1. NATURALEZA Y OBJETO DEL .VOTO DE OBEDIENCIA. 696 El voto de obediencia es una promesa hecha a Dios de obedecer al legítimo Superior, según la Regla y las Cons, tituciones de Ja Orden. Se distingue de la virtud de la obediencia en esto: el voto mira principal y directamente a la su:misi6n externa de lavo, Juntad; la virtud tiene también por objeto la interna sumi– sión. Por tanto, uno puede observar el voto, aunque no su perfección, si cumple externamente el m2ndato del Superior y puede al mismo tiempo faltar contra la virtud, si se sorne, te por motivos secundarios sin atender a la moralidad que le viene al acto de someter la voluntad propia por amor de Dios. 697 Objeto de la virtud g del voto de obediencia. Podemos distinguir un objeto remoto y otro próximo: a saber, qué cosas pueden ser impuestas en fuerza de la virtud y del voto, y cuáles obligan, ya por razón de la virtud ya por razón del voto. (11) CELANQ, Legenda Secunda, cap, 112, p. 284.
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