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CAPITULO III, PRECEPTO I, PARTE I, ART. · 1 3) Los frailes no pueden cabalgar. A este tercer prec;epto hace preceder una amonesta– ción: ... que no litiguen ni contiendan con palabras. Y una exhortación a ser benignos, pa@íficos, modestos, mansos y humildes. Sigue luego otra exhortacióm Q1.1e cuando entren en una casa, digan: «Paz a esta casa»; y por fin, una liber– tad: « Y de todos los manjares que les son puestos delante l€s será llcíto comer». PRIMER PRECEPTO El oficio divino. Dividimos este primer precepto en dos partes y un apén– dice: 1) Del Oficio Divino. 2) De otras obras de piedad. Los privilegios concedidos a los frailes menores. PRIMERA PARTE Del oficio divino. Subdividimos esta primera parte en cinco artículos: 1) Excelencia del oficio. 2) Rezo en privado. 3) Rezo coral. 4) La misa conventual. 5) El oficio de los hermanos legos. Art. 1. EXCELENCIA DEL OFICIO DIVINO 321 Después de la santa misa, el rezo del oficio divino es el ejercicio de piedad más excelente y más noble que la crea– tura puede tributar a su Creador: y junto con la misa, cons– tituye el doble pilar sobre el que se base todo nuestro prove– cho espiritual. Como la santa misa es la continuación en el tiempo del sacrificio de la cruz, así el oficio divino es la continuación en el tiempo de la oración eterna de Cristo. En la misa Cristo sigue sacrificándose y sacrificando; en el oficio divino sigue rogando al Padre. La vida íntima del Verbo de Dios se agota en la contemplación del Padre, contemplación que es ala– banza perenne de sus atributos infinitos.

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