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81') pero no está obligado a recurrir luego a la S. Sede por la dü,pensa. Consisten estas formalidades en la presentación de al– gunos documentos, que son de dos clases: a) El certificado del bautismo 1J de la confirmación (75). 140 El documento lo puede pedir al Párroco el mismo interesado. Si fuese imposible de obtener o sólo con grave incómodo, v. g. por haber quedado destruido el archivo o · por estar interrumpidas las vías de comunicación, se podrá admitir al candidato, con tal que de fuente segura conste que ha recibido dichos sacramentos, según lo que prescribe el Código en lós cánones 779 y 800. b) Las letras testimoniales. 141 Son las letras que atestiguan acerca de las cualidades del postulante. Estas, a norma del c. 543, § 1, han de pedirse al Ordinario del lugar de origen y a todos los otros Ordina~ ríos del lugar donde el aspirante hubiera morado por más de un año moralmente continuo, después de haber cumplido los catorce. Los Superiores tienen obligación estrecha de pedirlas; como se deduce de las graves penas que establece el Código contra los que no observen esta prescripción (76). Si el aspirante ha vivido en un colegio o seminario, aunque sea menor, o en el noviciado o juniorado de alguna Religión, además de las testimoniales susodichas, se requie~ ren las testimoniales del Rector del colegio o del seminario, habiendo antes oído al Ordinario del lugar o al Superior Mayor. En el caso en que el aspirante hubiese pasado del noviciado de una Religión al de otra, probablemente son suficientes las testimoniales del Superior Mayor de la Reli– gión de donde ha salido, ya que éstas presuponen las otr~6. Todo esto a condición de que el postulante no haya vivido en el siglo más de un año moralmente continuo después de la dimisión o salida del primer noviciado (77). Disputan los autores sí por colegio se debe entender sólo el eclesiástico o también el civil. Parece más probable (75) c. 543, § 1. ' (76) c. 2411. (77) CORONATA, o. c., I, p. 700, n. 574.