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Tanto la Virgen Madre como el gran arcángel que la precedió, la acompañó y la secundó, vinieron a nos– otros por nuestro bien, para prestarnos una ayuda fuera de serie en orden a los "tiempos más difíciles" entre todos los que se puedan vivir. Muchas cosas nos ha dicho ya Garabandal, muchas otras le quedan aún por decir (porque se le han puesto por parte de unos y de otros toda clase de dificultades); no pequeña porción de su misterio sigue aún velada. Y a estas alturas siguen teniendo el mismo sentido -carga de espera, preocupación y anhelo- unos versos que se compusieron hace ya no pocos años: "Camino... con los ojos puestos en la esperanza de unos pinos solitarios, con nies firmes, mirando en lontananza a do~de sólo a Dios se alcanza por camino penitente de rosarios ... Lejanía. Horizontes. ¡ Sitial de María! ¡ Púlpito de la Profecía! Humeral que cubre las espaldas del Misterio... En donde estallará la Luz de Dios un día, para dar paso al Nuevo Tiempo. Camino mil veces recorrido, Soñado siempre, y más rezado: en donde el Salmo se hará nido, y VOZ el Cielo, aún sellado" .José Martínez Juliá 85