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recorriendo así, el uno detrás del otro, sin prisas, como las niñas solían rezar en éxtasis... Todo invitaba a la MEDITACION. "Y yo comprendí entonces como nunca la frase de Conchit3: que había llamado al "Cuadro" su "cachito de Cielo". Un cachito de cielo tuve yo también ese día 12 de septiembre de 1961 en aquella oración de la noche, tan arropada de silencio y soledad". Las tertulias alternaban con las oraciones. Escuchamos de nuevo a la misma testigo: "Un ano– checer; después de la aparición, yo me encontraba a solas con Conchita, en la cocina de su casa. Aproveché tan buena ocasión y le dije: "Háblame de la Virgen, Conchita (es de advertir que ninguna de las niñas solía hablar espontáneamente de sus visiones; sabían guardar su secreto). "-¿Qué quieres que te diga? Mira, hoy la Virgen ha venido sin el Niño. Tampoco traía corona; sus cabe– llos eran largos, morenos, con una raya en medio... Nunca la hemos visto con velo sobre la cabeza; y sus cabellos se menean ligeramenrte como al paso de una brisa.... Un detalle interesante: cuando Ella reza el "GLORIA" baja la cabeza con extraordinaria reveren– cia... Y otra cosa: La Virgen, al mirarte, da la impresión de que, más que a ti, mira al mundo. ¡ Y de qué modo! Nadie de nosotros podría mirar así... -¿La has visto alguna vez vestida con el hábito del Carmen? 82

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