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abiertamente), o hablaban con la aparición... Resul– taba muy difícil entender bien lo que hablaban, a causa de la marcha; pero en un momento se les oyó decir: "¡Qué gusto! Pero tú nos vas a decir dónde está la casa de Mari Cruz, porque nosotras no la vemos". Y empe– zaron entonces 'las idas y venidas a propósito de la casa de Mari Cruz, cantando coplas y otros cánticos... Cada vez que cantaban alguna nueva copla, exclamaban riendo: ¡Qué luego la aprendimos!" Finalmente se dirigieron a la iglesia y pedían a la Virgen "seguir así hasta las 7, hasta las 8, hasta las 9... " Terminó todo a las 5 de la madrugada. "Y me explicaron después: "lbamos como en el aire, como si fuésemos tumbadas, no sé ... como estando en otro mundo! Pero siempre como si fuera de día y con sol" (debió de impresionarles mucho la noche en que se encontraron al volver en sí). "Al terminar, tenían el pulso normal y estaban fres– cas, sin sudor. Los demás, bien sudorosos y cansados". Esta breve reseña de la singular "vigilia" asuncio– nista se presfa a no pocas reflexiones... , y también nos da una pauta para que nos imaginemos cómo fueron las otras muchas vigilias que santificaron las noches de Garabandal en aquel verano inolvidable. Digna de especial mención me parece que fue la "vigilia" que ocupó toda la noche del sábado, día: 1'9 de agosto, al domingo, día 20. Conchita hacy memoria de ella en su Diario. 63
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