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misma hora -cosa bien comprobada luego- tenían su éxtasis las otras niñas videntes, que habían quedado en Garabandal, separadas por unos 90 kilómetros de la peligrosa "obsesión" de Conchita). 1 Bien; aquel mismo día empezaron las "pruebas" con esta última... Los dos miembros de la Comisión que protagoniza– ron este "probar" en la vidente, fueron el médico D. :losé Luis Piñal y el sacerdote D. Francisco Odriozola. A las "pruebas", de matiz más o menos psíquico y psicológico, se agregó en seguida un fuerte tratamiento de "desambientización": asidua asistencia a la playa, á espectáculos, a variopintas diversiones (Santander estaba por aquellos días en sus fiestas de verano...) La niña quedó bien desambientada; no hubo más éxtasis'. Cualquiera puede suponer el impacto de todas aquellas "novedades" en la sensibilidad de una adolescente tan despierta y que acababa de ser arrancada del más reco– leto, austero y apartado rincón de la Montaña. Con al(uel tratamiento intensivo de mundanización y utilizando en sus entrevistas con la niña ciertos pro– cedimientos, mezcla de halagos y de amenazas, los que actuaban en nombre de la Comisión llegaron por fin a lo que parecían estar deseando: arrancar a Conchita "pruebas" contra la verdad de todo aquello que venía sucediendo en el pueblo. Tales pruebas se redujeron a una ambigua declara– ción de la niña: "A lo mejor lo mío no es cierto... Pero lo de las otras, a lo mejor sí... ", y un poner su firma "en 49

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