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A partir de esos días de la segunda quincena de julio, las marchas de las niñas en éxtasis empezaron a ser en Garabandal uno de los más frecuentes y llamati– vos fenómenos: centenares, millares de testigos pueden hablar de sus inolvidables experiencias. Podemos preguntarnos por fa causa de esos despla– zamientos de la niñas en éxtasis, y no encontraremos otra que la de un misterioso desplazarse de la misma Visjón. Ésta tenía totalmente en suspenso a las peque– ñas y como irresistiblemente imantadas... , con lo que, sin violencia alg.una, las llevaba consigo por donde quería. Y bien podemos decir que las niñas, más que ir en pos de la Visión, eran arrebatadas por ella. Por esta realidad de "ser llevadas", con toda suavi– dad y poderosa eficacia, se daba aquello que ya nos apuntó el relato del Sr. Otero Lorenzo: que las niñas marchaban sin esfuerzo alguno y sin advertir su desplazarse de un lugar a otro; que a veces se movían a velocidades increíbles y "como si tuvieran alas en los píes", según acertada expresión de alguien; que perdieran la noción de tiempo, y las horas se les hiciesen "unos pocos minutines"; que al terminar sus marchas, agotadoras para quie– nes trataban de seguirlas, estuviesen ellas frescas y en total sosiego como si salieran de un descanso repara– dor. 40
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