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teros .que iban llegando, de lugares cada vez más distan– tes. tenían aún un choque de sorprendente novedad las "cosas raras" que ocurrían en aquella apartada aldea de la Montaña. Pero a mediados de julio se produjo una llamativa novedad para todos. Hasta entonces "las apariciones" habían sucedido siempre o casi siempre en aquel punto de la Calleja que llamaban "el cuadro", y las niñas en éxtasis no solían moverse del sitio donde había comenzado el trance. Mas por esas fechas de mediados de mes. se iniciaron los movimientos o desplazamien– tos de las niñas que pronto se llamaron "marchas extá– ticas". No cuento con pruebas concluyentes para afir– marlo, pero yo tengo la impresión de que tales marchas extáticas se iniciaron el día 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, o mejor, del Monte Carmelo. Y la meta de aquella primera (seguramente) marcha extá– tica fue una altura sobre el pueblo, de pendiente muy pronunciada y difícil, que llamaban "los Pinos", a causa de los nueve solitarios árboles que habían cre– cido allí (9). Por la importancia y el papel que dicha altura empezó a tener en lo que podemos llamar la "diná– mica de Garabandal", bien puede ser considerado tal punto como el nuevo Monte Carmelo de la presencia de María entre los suyos. (9) Sobre el origen de estos nueve pinos, véase mi libro "Se fue con prisas a la Montaña", pág. 87, nota 25. 37

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