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lengua de las comulgantes, y éstas, después, por indica– ción suya, recitaban devotamente la oración "Alma de Cristo, santifícame, etc." Solía durar todo ello, de diez minutos a un cuarto de hora. Se tiene por cosa comprobada, que el ángel sólo venía a· dar la comunión cuando no había en el pueblo ningún sacerdote que estuviera en condiciones de darla. Es el estilo de hacer 4uc tiene la Divina Provi– dencia: acude en nuestra ayuda con medios extraordina– rios, cuando no podemos contar con los ordinarios. Con estas comuniones tan fuera de serie Dios 4uc– ría sin duda realzar ante nosotros la importancia deci– siva de la Eucaristía, en la 4uc el mismo Salvador, Jesús en persona, se da entrañablemente a cada uno para actuar en él de modo directo la salvación. Las marchas extáticas En este mes de julio de 1961 se asistió en Garaban– dal al sorprendente hecho de que cosas muy extraordi– narias se convirtieran en cosas de cada día, de 4ue lo "enorme" se hiciera casi normal. .. Cada jornada traía su "encuentro" o encuentros de niñas y e·spectadores con el mundo de las realidades superiores, invisibles. Las niñas entraban y salían de sus éxtasis con una extraña "naturalidad", y hablaban de aquellas maravillas como se habla de tantas otras cosas "cotidianas". Casi lo mismo les ocurría ya a los del pueblo. Sólo para los nuevos de cada día, los foras- 36
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