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jamás se equivocaron al devolver luego tales objetos a sus dueños; y esto lo hacían sin bajar la cabeza -elevada en éxtasis~, sin poder ver a los circunstantes, teniendo más de una vez a los interesados fuera de su alcance, o deliberadamente escondidos. Para todos los presentes resultaba clarísimo que "alguien" invisible dirigía las manos de aquellas niñas. También resultó memorabl.e la aparición del mar– tes, 4 de julio. -"Había Rosario a las 7 de la tarde en la parro– quia, y nosotras tuvimos una llamada. Estaba la iglesia llena de gente, y en el altar mayor había como unos doce sacerdoes, y fotógrafos sacando fotografías. Cuando terminó el Rosario, nosotras ya teníamos dos llamadas, y nos fuimos corriendo al "cuadro",. y la gente corría detrás de nosotras... Mari Cruz y yo nos quedamos (en éxtasis) un poco más arriba que Loli y Jacinta: nosotras dos en el mismo "cuadro" (8), y las otras dos, no. Y decía después la gente, que nosotras, con todo lo que habíamos corrido, que no sudábamos, y ellos, en cambio, que sudaban mucho y llegaron todos cansados, y les extrañaba; pero nosotras ¡como era la Virgen quien nos llevaba!". (8 1 Como explico en mi libro "Se fue con prisas a la Montaña", se empe1ó a llamar así. "el cuadro". a un pequeño espacio en medio dt,: la Calleja. donde solían ocurrir los éxtasis de las niñas: para que éstas no estuvieran a merced de las avalanchas o indiscreciones del público. se acotó aquel e~pacio en forma cuadrangular con unos maderos. de donde salió ese nombre de "el cuadro". 32

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